El mundo del pop-rock está lleno de supergrupos. Pero realmente ¿qué es un supergrupo? ¿Aquel que llena hasta límites inhumanos grandes estadios, repite en su música los tópicos que antaño le dieron la fama y basa su puesta en escena en aparatosos juegos de luces y, milimetradas coreografías? ¿O tal vez aquel que se olvida de parafernallas de plástico y ofrece un repertorio fresco, interpretado con convicción, sin concesiones y con la visceral energía que debe acompañar a todo buen espectáculo de rock and roll?Los escoceses Del Amitri demostraron la noche del pasado sábado que pertenecen a esta segunda categoría. Son un supergrupo en el mejor y más positivo de los sentidos. Prácticamente desconocidos en España, actuaron en una sala pequeña de mediocre sonoridad, con un equipo muy justo y bajo unas condiciones económicas nada boyantes. Poco importó el entorno, que pudo incluso espolear a los cinco músicos, claramente hambrientos de escenario.
Del Amitri
Justin Currie (voz solista, bajo y guitarra), lan Harvie (guitarra y voz), Michael Slaven (guitarra y voz), Paul Tyagi (batería) y Andy Alston (teclados). Sala Universal Club. Madrid, 31 de marzo.
Formado bajo la influencia del punk y la nueva ola, Del Amitri es el típico grupo británico influido para bien por la música norteamericana de raíces. No tiene nada que ver, en contra de lo que aseguraba la Prensa nacional días antes de su llegada a España, con el country y los sonidos vaqueros. Son una magnífica banda de pop-rock. Y es el líder y cantante de esa banda quien decide, con su voz, dónde están sus referencias. Con la guitarra acústica y un simple acompañamiento de bombo pueden emular los mejores momentos de Elvis Costello; con la banda al completo, sonando dos guitarras, bajo, batería y teclados, recuerdan a formaciones sureñas norteamericanas de la categoría de REM.
Pero Justin Currie no es un vulgar imitador de Costello, Parker o Peter Buck. Currie es el estandarte de un grupo sólido, prudentemente ecléctico, que aún sueña con el rock and roll como forma de vida. Modestos trabajadores dueños de un supergrupo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de abril de 1990