Los mercados de valores eran ayer un hervidero de frases hechas sobre los momentos que suceden a las situaciones difíciles, y esto era posible por la absoluta inmovilidad que se respiraba en los patios de operaciones a lo largo de la mañana. El papel del corto plazo ya había abandonado sus posiciones en la tarde anterior y el dinero se resistía a reconstruir nada antes de que Wall Street no decidiera si el susto había sido suficiente o todavía se podía insistir. La falta de ideas fue, pues, lo único destacable de unos mercados en los que se empieza a pensar qué relación puede haber entre su situación y la del entorno económico.Los grupos que mejor y más rápidamente han reaccionado han sido el químico y el de construcción, aunque en ninguno de los dos casos hubo recuperaciones espectaculares. A media tarde se produjo una aplicación sobre el 5% del capital social de Macosa lo que, junto a los casi dos millones de títulos que contrató Telefónica, constituye el grueso del negocio de esta sesión.
La apertura de Wall Street, con ligeros altibajos, no invitaba a efectuar movimiento alguno algo que, evidentemente, no parece afectar a los acuerdos entre instituciones. Las posiciones al cierre no variaron, lo que ayudará a que esta situación dure unos cuantos días más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de julio de 1990