M. G. L., de 25 años, que disfrutaba de un permiso penitenciarlo, apareció muerto el jueves en los jardines situados en el ábside de la basílica de San Vicente, en Ávila. El joven se encontraba tendido sobre una manta y con una jeringuilla clavada en su brazo-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de octubre de 1990