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Chillida supervisa en Sevilla su oda a la tolerancia

El escultor Eduardo Chillida supervisó, el pasado lunes, el hormigonado y encofrado del monumento a la tolerancia que, hace 10 años, concibió para el muelle de la Sal de Sevilla. El proyecto, que ha pasado por las mesas de cuatro corporaciones municipales, estará finalizado el próximo mes de octubre.

La idea de realizar esta escultura de 150 toneladas de hormigón y cuatro metros de alto surgió, en 1981, para recordar que habían pasado 500 años desde que el Tribunal de la Inquisición dictó el primer auto de fe.

"El monumento tiene dos brazos abiertos, en posición de acoger a la ciudad. Lo he concebido para que dé la espalda al río Guadalquivir y mire hacia la ciudad", señaló Chillida. El artista de San Sebastián, que tiene 67 años y "cuerda para rato", precisó: "No sé si se puecle llegar a la tolerancia a través de la estética, pero una cosa así es positiva".

Chillida escogió el muelle de la Sal por su apariencia industrial y sobria, y más tarde descubrió que había proyectado su obra de espaldas a las ruinas del castillo de San Jorge, en el que se constituyó el primer tribunal de la Santa Inquisición. "He pedido al Ayuntamiento que elimine estas pequeñas zonas ajardinadas que restan sobriedad a la idea, ya que el muelle servirá de plinto para la escultura", manifestó el escultor, quien, a pesar de haber recibido ofertas para construir este monumento en otras ciudades, se ha mantenido fiel a Sevila.

"Intentamos moldear el hormigón como si se tratase de arcilla. Tienen que regarlo, protegerlo con telas mojadas y esperar 28 días a que se consolide", dijo el escultor.

El monumento, con un presupuesto de 98 millones de pesetas, está patrocinado por la Comisaria de la Ciudad de Sevilla para 1992 y la Fundación Sefarad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de julio de 1991