El ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, se preguntó hasta qué punto tenemos que eliminar las identidades nacionales en beneficio de la identidad europea, en la inauguración de los cursos de verano de la universidad Autónoma de Madrid. "Hoy por hoy no existe tal identidad europea, pero será el resultado de una confrontación pacífica de identidades nacionales, en la que se impondrán los más fuertes. Los que no lo somos tendremos que trabajar para no ser desplazados".
Europa está cambiando y que no sabemos lo que ocurrirá mañana. Todos los problemas vuelven a reabrirse, algunos de ellos ya parecían superados, según dijo. El fondo del problema es que la Europa que intentamos construir ha pasado por traumas, ha vivido dos guerras mundiales que han sido dos guerras civiles. Los conflictos nacionales aún permanecen vivos".
Para el ministro, la gran diferencia entre la Europa pasada y la actual es que en Occidente ya no hay países que luchan entre sí: "La Comunidad Europea es un gran proyecto, el único que puede dar estabilidad y que puede asegurar que las cosas vayan bien. Pero no hay que pensar que no va a haber retrocesos y que sólo vamos a obtener beneficios".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de julio de 1991