El Estudiantes se impuso al Real Madrid en un encuentro que sirvió tanto de homenaje a Fernando Martín, el que fuese sucesivamente baloncestista de ambos equipos y que murió a causa de un accidente automovilístico, como de ensayo general para la Liga. Para ello recurrió a sus armas tradicionales en los derbies: la pasión, no importa que genere algún desconcierto aparente, y la velocidad. El equipo madridista también se mostró rápido, pero no tuvo demasiadas ideas.En cualquier caso, las diferencias a lo largo del partido fueron mínimas. Por lo general, oscilaron entre uno y cuatro puntos, aunque, a falta de dos minutos para la conclusión, el Estudiantes llegó a poseer una ventaja de siete. Winslow, y Herreros, por un lado, y Biriukov y Simpson, por otro, destacaron.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de septiembre de 1991