La presidente de Filipinas, Corazón Aquino, encabezó ayer en las calles de Manila, bajo una lluvia torrencial, una manifestación de varias decenas de miles de personas que protestaban contra el rechazo la víspera, por el Senado, del nuevo tratado militar bilateral con Estados Unidos.
La manifestación se desarrolló en un clima relajado, aunque la explosión de una pequeña bomba colocada en un puesto de venta de bebidas provocó tres heridos.
El Comité de Asuntos Exteriores del Senado había rechazado el lunes, por 12 votos sobre 23, el tratado negociado durante meses por los Gobiernos de Washington y Manila.
El texto prevé el mantenimiento durante 10 años más de la base americana de Subic Bay. En cambio, Estados Unidos deberá entregar a Filipinas una cantidad de 2.200 millones de dólares (230.000 millones de pesetas).
Aquino, que ha asegurado que la situación económica del país no permite renunciar a esta ayuda, ha anunciado la convocatoria de un referéndum sobre este tema.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de septiembre de 1991