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Crítica:

Cervantes

16.30 / La 21966 (100 minutos). Director: Vincent Sherman. Intérpretes: Horst Buchholz, Gina Lollobrigida, José Ferrer, Louis Jourdan, Francisco Rabal, Soledad Miranda, Fernando Rey. Biográfica.

Vicent Sherman -a no confundir con otros realizadores como George Sherman, Gary A. Sherman o Lowell Sherman- era un director americano seguro, es decir, un artesano capaz de llevar a buen puerto películas de género y servir honestamente productos para Clark Gable (Estrella del destino), Paul Newman (La ciudad frente a mí), Bette Davis y Miriam Hopkins (Vieja amistad, según la misma obra de John Van Druten que originaría Ricas y famosas), Glenn Ford y Rita Haywort (La dama de Trinidad), o Errol Flynn (El burlador de Castilla), entre otros ejemplos. Es por eso, por esa seguridad que da su trabajo -exento siempre de sutilezas-, que esta coproducción hispano-franco-italiana que controlaba Alexander Salkind -o Alejandro Salkind, según el press-book de la época- tuviera su firma. Se trata de una lujosa película -una superproducción, sin duda- de aventuras de capa y espada, cuyo protagonista es Miguel de Cervantes Saavedra. Antes que una biografía fidedigna del ilustre escritor, la película pretende dar su imagen de juventud y someterla a un aura romántica. Cervantes, pues, no como el histórico autor de Don Quijote de la Mancha, sino como un personaje de folletín, tal que extraído de una novela suya. Así las cosas, el filme interesa por su vistosidad, decorados y vestuario, ese aire de cine espectacular propio de los años sesenta, y por muy poca cosa más.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de septiembre de 1991