El índice de la Bolsa está metido de lleno en una zona que puede considerarse como de fuerte resistencia a la baja, y en esta ocasión el mercado ha hecho uso de este recurso para convencerse a sí mismo de que las cosas no están tan mal. Al igual que sucediera el pasado viernes, la sesión comenzó con tanteos entre papel y dinero, que indicaban un equilibrio casi total entre ambas fuerzas, lo que dio pie a un nuevo intento de reacción. Esta vez no hubo novedades significativas en otros mercados, que abortaron ese movimiento, aunque la apertura de Wall Street, otra vez a la baja, hizo que el índice limitara momentaneamente su subida en un punto. El negocio, sin embargó, se mantiene centrado en los valores habituales, es decir, en Telefónica y las sociedades eléctricas, aunque también se registró cierta animación entre algunos de los valores industriales más clásicos. El tema obligado de las conversaciones empieza a ser la publicación del IPC de septiembre, ya que de él depende en buena parte el que el Banco de España decida o no sumarse a la tendencia a la baja de los tipos de interés patrocinada desde el Ministerio de Economía. Al cierre, el índice subió 1,65 puntos, un resultado muy limitado pero que deja la puerta abierta a posteriores reacciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de octubre de 1991