El Papa Juan Pablo II condenó ayer enérgicamente el terrorismo en España, con motivo de la visita ad limina de los obispo: de las provincias eclesiásticas de Burgos, Pamplona, y Zaragoza, en un discurso de tonos mucho más moderados, en cuanto a la crítica de la situación moral y social, que el que pronunció hace sólo dos semanas ante la prinera tanda de obispos españoles llegados a Roma para cumplir la entrevista quinquenal con el Pontífice."Ante el triste fenómeno del terrorismo, que tanto dolor y muerte ha sembrado en no pocos hogares españoles, no podemos por menos de reprobarlo enérgicamente, pues viola los derechos más sagrados de las personas, atenta a la pacífica convivencia y ofende los sentimientos cristianos de vuestras gentes", dijo ayer Juan Pablo II ante la representación episcopal, que incluía a los obispos de San Sebastián, José María Setién, y Bilbao, Luis María de Larrea. Tras destacar que los prelados nunca habían dejado de "condenar el recurso a la violencia como medios para conseguir metas de pretendida justicia", el Papa concluyó: "Seguid, pues, proclamando que ninguna violencia puede ser aceptada como solución a la violencia, y que la única vía ha de pasar por la conversión de los corazones y el reconocimiento de la verdad".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de octubre de 1991