La muchacha somalí que fue agredida por una muchedumbre acusada de haberse prostituido con los soldados occidentales manifestó ayer en Mogadiscio, capital de Somalia, a una cadena de televisión que ella sólo había aceptado unas chocolatinas de los soldados. "No soy una prostituta. Acepté el chocolate y la gente reaccionó por envidia. Cuando empezó el asalto, unos soldados franceses intentaron protegerme, pero la gente estaba enloquecida". La muchacha está refugiada en una asociación de protección a la mujer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de diciembre de 1992