Llegaron sobre las once de la mañana, ensartaron media docena de ramos de flores en la verja y pusieron cuatro cartelones -"Siguen las mentiras" o "Ministerio y Ayuntamiento, ¿qué pasa?"- junto a las fotos del teatro de la calle de Alcalá, 20. Así, año tras año, llevan recordando cada diciembre -y van nueve- no sólo a sus 82 muertos en el incendio de la discoteca Alcalá 20, sino también la lentitud de la justicia -aun no se ha celebrado el juicio contra los ocho procesados- y las promesas incumplidas, como los 13,5 millones que el Ministerio del Interior y el Ayuntamiento han acordado pagarles. Luego fueron a la Casa de la Villa y nadie les recibió.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de diciembre de 1992