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REVISTA DE PRENSA

¿Hacia dónde debe dirigirse Europa?

La cumbre de la CE en Copenhague se produce cuando la angustiosa lucha por ratificar el Tratado de Maastricht parece tocar a su fin. Esto, que culmina años de esfuerzos, es un notable logro colectivo de la CE, pero el mundo ha cambiado desde que se planeó la Unión Económica y Monetaria. También debe hacerlo la CE. ( ... ) Los pilares de la Unión Europea son una estructura insatisfactoria. El control democrático de las instituciones comunitarias no es el adecuado, sobre todo por la virtual inexistencia de lazos con los Parlamentos nacionales. La distribución de votos de los diversos países es ilógica. Sin embargo, la CE no puede permitirse otro proceso de ratificación como el del Tratado de Maastricht. Debe limitarse a lo esencial y practicable. Tiene ante ella tres tareas importantes: hacer más transparente y aceptable el mecanismo de la CE y, sobre todo, del Consejo de Ministros; hacer que funcione la subsidiariedad, y dotarse de instituciones que hagan realizable la ampliación. ( ... ) La CE, que pronto será la Unión Europea, sigue siendo el núcleo de cualquier esfuerzo por garantizar un futuro europeo seguro y próspero y un papel creativo para Europa en el mundo. No puede permitirse desesperar; no puede permitirse dar la espalda a sus problemas, y no puede permitirse ignorar sus responsabilidades globales. ( ... ) La CE debe impulsarse a sí misma, y debería empezar a hacerlo en la cumbre de Copenhague. , 21 de junio

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de junio de 1993