En un pequeño rincón del centro de Madrid se ha desarrollado durante 35 años el núcleo aglutinador de un pequeño arte muy nuestro. El baile español y el flamenco han sido los inquilinos maestros del centro coreográfico Amor de Dios, donde multitud de duendes han surgido de ahí para enseñar su magia por todo el mundo, mostrando, una de las manifestaciones culturales más propias de este país.Es posible que en Estados Unidos, en Japón, en Suráfrica... identifiquen más nuestra cultura a través del conocimiento de la danza española y del flamenco que de cualquier otra forma, y Amor de Dios ciertamente ha sido la cocina nacional de todo esto en la última mitad de siglo. Danza nuestra, poderosa imagen única que surge desde hondas raíces de este pueblo y que en estos momentos verá desaparecer su nido, su emblemático hogar, víctima de una vulgar operación de especulación inmobiliaria.
Al vuelo de nuestro baile le quitan su pequeña plataforma, desde la cual se ha formado y creado lo que a millones de ojos y corazones en todo el mundo les ha apasionado: nuestra música, nuestro cante y nuestro baile.
Desde la Asociación de Profesionales de la Danza queremos expresar nuestra tristeza ante tan lamentable desaparición y recordar a todas las instituciones y público en general que Madrid carece de un centro coreográfico institucional, donde los interesados puedan estudiar, ensayar y
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crear su danza. Quizá en otro lugar, en otro país, no hubieran permitido desaparecer un lugar emblemático como Amor de Dios (inmortalizado en la película Carmen de Carlos Saura), pero tememos que aquí no sabemos guardar nuestros mejores patrimonios, por lo menos en cuanto a danza se refiere...-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de junio de 1993