No quisiera dejar sin contestación la carta de Rafael González Molina, publicada en su diario el 25 de septiembre con el título Libros para los presos y en la que se queja, no sin razón, de que le ha sido devuelto un paquete de libros dirigido a un interno, con el rótulo no se admiten paquetes.No cabe duda de que el ordenamiento penitenciario establece como objetivos del centro peni-
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tenciario la reinserción social del interno/ a, pero también la retención y custodia del mismo y, por consiguiente, la necesidad de establecer unas medidas de seguridad adecuadas para el cumplimiento de este segundo objetivo. Por supuesto que no es mi intención justificar ni defender decisiones tomadas por otras personas, pero le puedo asegurar que la mayoría de los profesionales que trabajan en la institución penitenciaria, y especialmente los que tenemos responsabilidades en la misma, nos hemos fijado como labor prioritaria la formación integral del interno como única forma de llevar a cabo un cambio de valores, y posibilitarle acceder a una igualdad de oportunidades que, sin duda, no tuvo anteriormente.
El Centro de Preventivos de Valencia, que actualmente dirijo, está dotado, entre otros servicios, de una biblioteca general con 12.000 volúmenes, pero que, lejos de considerarlo suficiente, aprecio en lo que vale el ofrecimiento de Editorial Espírita Española y de todos aquellos que, a título gratuito y en concepto de donación para la población interna, puedan y quieran remitir me sus publicaciones a la biblioteca de este centro (le preventivos- Director del Centro de Preventivos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de octubre de 1993