Antes, cuando veíamos y escuchábamos la tele, hace pocos anos, las palabras duras, malsonantes, palabrotas y tacos llegaban a su máxima expresión: ¡hijo de perra! ¡Gilipuertas!Ahora el panorama ha cambiado, supongo que se pueden apuntar muchas razones: la Real Academia aprueba antiguos tacos como palabras al uso, el doblaje de los filmes tiende a ser tal cual las voces originales; los conductores se ponen a caldo y los peatones los ponemos verdes... Nos gustan los tacos, la verdad sea dicha, eso de la economía verbal, por lo que a palabras mal sonantes se refiere, es cierto.
En cambio, la televisión en los tiempos que corren, el medio de comunicación que más ojos ven y oídos escuchan, con cientos de series y películas emitidas al año, los emplea en abundancia, quizá para producir la risotada fácil y dar más
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"gracia" al lenguaje, quizá por que los guionistas no piensan lo suficiente para alcanzar otros términos parecidos, antes se hacía, o quizá los especialistas en doblaje se lo pasan maravillosa mente diciendo tacos y, además, en ocasiones, a "grito pelao".
Qué le tiene que decir el hermano mayor al peque de la casa para que no pronuncie palabrotas, el padre a sus hijos, la abuela a sus nietos, yo no tendría pala bras. A la hora de cenar (máxima audiencia televisiva) se dejan caer unos cuantos sobre el salón familiar.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de diciembre de 1993