Los taxistas madrileños no dicen crisis, hablan de ruina. Por eso, algunos de ellos no albergan precisamente lo que se dice unos buenos deseos para el edil de Madrid y el presidente regional. De cumplirse, tanto José María Alvarez del Manzano como Joaquín Leguina van a pasar más horas sentados en sus coches oficiales que en sus respectivos despachos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de enero de 1994