Todo el concepto del moderno show business (tan necesario, al parecer) se derrumba ante una propuesta como La Voz y la Palabra, que Paco Ibáñez y José Agustín Goytisolo presentaron en Barcelona. Dos sillas de madera, una. mesa con faldones rojos, un cenicero, dos botellas de agua y un par de vasos en un escenario totalmente negro. Y los dos hombres, también vestidos de negro, iluminados por sendos focos: uno, sentado tras la mesa y rodeado por el humo de un eterno cigarrillo; el otro, de pie con su guitarra española. Y un puñado de poemas. No fue necesario nada más para mantener en vilo al público durante más de una hora.Goytisolo no es el mejor rapsoda del mundo ni Ibáñez tiene una voz inapelable, pero difícilmente alguien será capaz de emocionar como lo consigue el poeta cuando lee su Autobiografía (No sirves para nada) o como cuando el cantante ataca La poesía es un arma cargada de futuro.
La voz y la palabra
Paco Ibáñez y José Agustín Goytisolo.Teatro Borrás. Barcelona, 15 de marzo
Goytisolo leía un poema e Ibáñez, a renglón seguido, cantaba una canción buscando algún paralelismo entre ambos. La ironía se mezclé con la ternura y la realidad de la vida cotidiana con los sueños más desaforados; el pasado y el presente de la poesía se dieron la mano. Palabras para Julia concluyó una hora y cuarto de reivindicación pura de la palabra, entre el entusiasmo de un público tan entregado a la poesía como a la canción. El momento más emotivo de la noche fue ver a todo un teatro en pie, aclamando a un poeta que no sabía qué cara poner ante el aluvión de vítores. Una imagen que debería hacer pensar a más de uno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de marzo de 1994