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Editorial:

El reparto de Bosnia

DESDE EL momento en que EE UU y Europa obligaron a los serbios a renunciar a sus ataques contra Sarajevo se han hecho esfuerzos para consolidar una política común, con la esperanza de extender las zonas pacificadas e incluso de entablar una dinámica negociadora de una paz más duradera. Para ello se ha creado un grupo de contacto (EE UU, Rusia y la Unión Europea) que tuvo el 13 de mayo, en Ginebra, su primera reunión importante. Se llegó a un acuerdo sobre dos. puntos sustanciales: rechazar la demanda serbia de que se levante el embargo (el voto ruso era en este punto muy significativo) y proponer un reparto de Bosnia con el 51% para la comunidad musulmana-croata y, un 49% para la serbia. En teoría, una coincidencia firme sobre esas posiciones de Rusia, EE UU y Europa debería ayudar al avance del proceso de paz. Sin embargo, nada indica que las cosas vayan por ese camino. Por un lado, los combates se recrudecen: en Sarajevo mismo, los serbios cometen violaciones descaradas del alto el fuego. Se producen ataques musulmanes en la zona de Brcko. Lo que falta en el acuerdo de Ginebra del 13 de mayo es una posición clara sobre los métodos que serán utilizados para aplicar lo acordado. Se ha perdido la eficacia derivada de una amenaza seria del uso de la fuerza. Si se vuelve a una política de frases, confiando en la buena voluntad de los beligerantes, no se llegará a nada.Por otra parte, la línea de EE UU fluctúa de manera creciente. Mientras acepta en Ginebra el 51% para la nueva comunidad musulmana-croata, en una reunión de Viena respalda el 58% para esa misma comunidad. No cabe duda de que sería mucho más justo dar a Bosnia el 58%, obligando a los serbios a devolver una parte mayor de lo que han conquistado por la fuerza. El problema es que los europeos consideran que jamás lo aceptarían los serbios, y por eso admiten, lo mismo que Rusia, el 51%. El doble juego de EE UU en este tema (en gran parte por motivos de opinión pública) tiene como consecuencia que anula la unidad del grupo de contacto. En estas condiciones, probablemente se intensificarán los combates en diversas zonas y se esfumará la perspectiva de un acuerdo entre beligerantes, como tantas veces ha ocurrido.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de mayo de 1994