El Senado de Estados Unidos votará el mes que viene un tratado global para la prohibición de armas químicas, que podría reducir sustancialmente la posibilidad de que sus soldados se vieran enfrentados a un enemigo dotado de ellas.Algunos se oponen al tratado por considerar que un arsenal químico permite disuadir a otros del uso de estas armas. Asimismo, la reciente revelación de que Rusia podría estar desarrollando en secreto armas químicas ha reforzado las dudas sobre la capacidad de Washington de verificar su cumplimiento.Pero Estados Unidos no ha conriado en las armas químicas para su defensa, y sería imprudente hacerlo ahora, dada su superioridad en armamento convencional. (...) Los militares de Estados Unidos han visto más problemas que ventajas en este tipo de armas, y no las han integrado en su doctrina de defensa. (...)
Las armas químicas son repudiadas por su carácter insidioso e indiscriminado. Para ser decisivas desde un punto de vista militar tienen que emplearse en gran escala, lo que plantea enormes dificultades logísticas. (...)
Claro está que no hay plena seguridad en la verificación. Es difícil descubrir cada intento de adquirir o fabricar agentes químicos o incluso bombas que puedan utilizarse en actos terroristas. (...) Pero ratificar el tratado ayudará a la proscripción de estas armas y detendrá su proliferación.
30 de junio
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de julio de 1994