Poco caso ha hecho Anghel Iordanescu de las recomendaciones educativas de la FIFA sobre las relaciones de los equipos con la prensa. El seleccionador rumano inició ayer su conferencia de prensa como siempre, leyendo en alto los nombres de los periodistas que habían criticado a Rumania. Después de desvelados los traidores, una información acostumbrada: el entrenamiento se haría a puerta cerrada, y el de hoy, el último antes de afrontar a Suecia, también. Y el secretismo se ha acentuado por una razón de alojamiento: rumanos y suecos comparten hotel en San Francisco
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de julio de 1994