Telefoneó Plácido Domingo a la sede de Boston y pidió dos entradas para el España-Italia. "¿Y usted quién es"?, le preguntó la secretaria, Marylin. "El gran Plácido Domingo", le respondió el tenor español. Y como no le creía se lo tuvo que demostrar y entonó a pleno pulmón: "Marylin, te quiero y te suplico que me des dos entradas para el sábado". El que lo cuenta no dice la melodía utilizada para camelar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de julio de 1994