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El Rey pide a los países desarrollados, que asignen recursos a los pobres con criterios más generosos

. Madrid
CUMBRE FINANCIERA EN MADRID.El acto e inauguración de la asamblea conjunta del Fondo Monetario internacional y el Banco Mundial empezó con sorpresa. Dos miembros de Greenpeace se encaramaron al techo del salón donde se celebraba el acto en señal de protesta contra la política del Banco Mundial. La anécdota no pasó a mayores. Mientras esto ocurría, el Rey pidió a los países en desarrollo que sean más generosos con los pobres. Antes, el director gerente del Fondo Monetario, Michel Camdessus, había reiterado sus recetas para asentar la actual recuperación económica. Entre ellas destaca el control del déficit público y la flexibilización del mercado laboral.

JORGE RIVERA / PILAR MARCOSLa cumbre financiera mundial que se celebra en Madrid desde hace una semana entró ayer en su recta final con la inauguración de las asambleas anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). El acto contó con la presencia y la presidencia del rey Juan Carlos y la reina Sofía.

El monarca aprovechó su breve discurso para pedir a los países desarrollados que presten más atención a los países pobres. "Las acuciantes necesidades derivadas de la pobreza han de incitarnos a renovar esfuerzos y a revisar nuestros esquemas de prioridades", señaló, para concluir: "El grado de bienestar logrado ya en algunas sociedades puede permitir asignar recursos a otros países con unos criterios más generosos y, probablemente, más eficientes".

Una mayor atención a los problemas del Sur -con referencias concretas al Magreb-, un llamamiento a la apertura de los mercados y una llamada para aunar esfuerzos en la lucha contra el paro fueron los restantes mensajes centrales de Juan Carlos I.

El acto de inauguración se completó con los discursos del presidente de la asamblea, Saifur Rahman, del director gerente del FMI, Michel Canidessus, y del presidente del Banco Mundial, Lewis Preston. Canidessus insistió en la necesidad de controlar los déficit, no bajar la guardia ante la inflación, garantizar un sólido ahorro interno e intensificar la cooperación y la solidaridad. Además, pidió una mayor flexibilización laboral. "Es preciso dar más flexibilidad a los mercados de trabajo, reestructurando las prestaciones por desempleo, reduciendo los costes laborales no salariales y liberalizando la contratación y la fijación de salarios", explicó. Preston defendió que el BM aplique una política más selectiva.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de octubre de 1994

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