El procedimiento fue sencillo. A las 10.30, una hora de gran concurrencia en la Gran Vía, un funcionario de Correos deja su furgoneta de reparto en la esquina con Víctor Hugo mientras efectúa la primera entrega. Vuelve al vehículo y no lo encuentra. Cinco horas después, la policía localiza el furgón Nissan amarillo frente de la comisaría de la calle de la Luna (distrito Centro). En su interior sólo hallaron 13 sacas vacías (cuando están llenas pesan cerca de 20 kilos). Toda la correspondencia había desaparecido. Ocurrió el pasado día 21, miércoles. .En las sacas no había oro ni dinero. Todo su contenido era correspondencia calificada de ordinaria, razón por la cual ni los remitentes ni los destinatarios tienen derecho a indemnización.
En los archivos de Correos consta que el botín ha afectado a la correspondencia dirigida a los números 8, 22, 25, 44 y 59 de la calle de la Madera; los números 18, 19, 29 y 30 de Molino de Viento; 12 y 13 de Desengaño, y la totalidad de las calles de Don Felipe, Infantas, Augusto Figueroa, Hortaleza, Hernán Cortés, plaza de Vázquez de Mella, San Bartolomé, San Marcos, Barbieri, Libertad, Valverde, plaza de Santa María de la Soledad, Miguel Moya, Corredera Baja de San Pablo y Pez. El hecho ha podido ser obra de especialistas en robo de tarjetas de crédito remitidas por correo.
Correos sólo ha informado del robo a las empresas sobre las que tenía referencias en su libro de ruta, entre ellas Coritel, especializada en informática, que estaba recibiendo ahora cientos de currículos para empleos anunciados en la prensa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de octubre de 1994