Periodistas, técnicos y administrativos coincidieron ayer, por primera vez, en una huelga total de las tres cadenas de la RAI, la televisión estatal italiana, como protesta frente a un plan de reestructuración que prevé la venta de activos y la reducción negociada de casi 2.500 empleos, a fin de que el ente salga de pérdidas y comience a dar beneficios desde el año próximo.La huelga, que redujo la televisión estatal a una jornada en la que sólo pudieron emitirse telefilmes y películas, expresa el descontento de las centrales sindicales con el plan aprobado por el nuevo consejo de administración del ente, designado tras la victoria electoral del empresario Silvio Berlusconi -dueño de tres cadenas privadas- y su grupo, Forza Italia.
Para la reducción de la plantilla, que en años precedentes cayó ya en un millar de puestos por debajo de los casi 13.500 empleados censados en 1990, el plan prevé unos 13.600 millones de pesetas, con los que se podría indemnizar con 40 mensualidades a los trabajadores que el consejo querría mandar a casa.
La reducción de activos se lograría mediante la transferencia del patrimonio inmobiliario de la RAI a otra sociedad, que luego sería colocada parcialmente en bolsa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de octubre de 1994