Arzalluz se empeña en mostrarnos cada día el negro que todos llevamos dentro, porque todos, no nos engañemos, todos, menos los del colodrillo y la txapela genética, llevamos varias sangres mezcladas en nuestras venas.Arzalluz prefiere un negro-negro, de pata negra, antes que un blanco confuso que desconozca el euskera. Y es que hay mucha gente que, ¡ay dolor!, no conoce el euskera. Mientras que en San Sebastián hay un negro-negro, pata negra, que pita en las calles vestido de guardia municipal y regaña a los automovilistas en euskera. ¿Algún militante radical ha intentado asesinarle o por lo menos quemarle con un cóctel Molotov? No. ¿Por qué? Pues porque es negro-negro.
La nueva política de Arzalluz la comenzó a aplicar la Real Sociedad con el fichaje de Océano, un portugués negro-negro, pata negra, que pegaba cañonazos al balón como si fuera vasco. Luego ficharon a Kodro, que es bosnio-bosnio, pata blanca, y también de pura raza (al blanco se tarda más en identificarle como puro, hay que fiarse de su palabra).
Arzalluz lo que no quiere es gente confusa. Aun a riesgo de quedarse sin muchos votantes. Hay un alto porcentaje de ciudadanos vascos que no sabe euskera. Bueno, pues que sepan que se han quedado sin la simpatía de Arzalluz, y que la próxima vez que haya oposiciones a gudari tienen menos posibilidades de salir que un negro-negro.
La Real nunca ha fichado a un jugador que sea de Albacete, salvo que se haya redimido aprendiendo más euskera que nadie. El que no chamulle la húmeda de Tubal tiene que emboscarse de tercer rey mago y aceptar que Melchor era vasco de ocho apellidos. A los negros se les puede perdonar que tarden.
(Nguema Enaga Eyui se confunde al leer un discurso sobre los negros que sólo era una parodia del discurso sobre los negros. Lamento la confusión. Tiene que escribir a Arzalluz).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de octubre de 1994