Mi padre es un desempleado sin cualificación. Casi todas las tardes, durante el pasado caluroso y largo verano, ha permanecido,. sentado frente al televisor viendo los toros, su gran afición.Al principio, cuando cerró de forma traumática la empresa donde trabajaba, pensé que iba a pasar por un estado que los psicólogos llamamos de "indefensión aprendida", situación posible en un parado. Pero no he sido yo quien se ha visto alarmado e indefenso, después de ver cómo la televisión se encarga de producir más incultura y pasividad en este tipo de personas. La historia se repite.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de noviembre de 1994