Algunos de los escalofriantes testimonios de la muerte de centenares de habitantes de Pompeya hace más de 1.900 años (en el año 79), cuando hizo erupción el volcán Vesubio, están pasando por el filtro de la alta tecnología, a iniciativa de un arqueólogo australiano. El estudio de la morfología de 300 personas que murieron durante la erupción ha llevado al arqueólogo a recurrir por primera vez a las técnicas médicas de análisis avanzadas. Lo que queda de una mujer de entre 30 y 40 años -un molde de cemento que recoge el hueco dejado por el cuerpo al desintegrarse en la capa de cenizas volcánicas, en el que han quedado incrustados los dientes- pasado por el escáner y examinado por forenses permitirá saber más sobre las caracteristicas físicas de los habitantes de Pompeya hace 2.000 años y las circunstancias de su muerte.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de noviembre de 1994