El secretario de acción social de la Unión General de Trabajadores (UGT), Gustavo Gardey, manifestó ayer a un grupo de periodistas que, en el seno del sindicato "se ha abierto una nueva etapa de derecho a la discrepancia y a estar en minoría en la ejecutiva". Añadió que se trata de "una cultura muy atractiva, en la que se respeta la pluralidad".
Gardey, uno de los tres miembros de la dirección de UGT que no apoyó a la cúpula del sindicato encabezada por Cándido Méndez en el último comité confederal, criticó la petición de dimisión que se les ha presentado. El sindicalista ratificó su decisión de no dimitir y abandonará su cargo solamente si así lo deciden los dos; tercios de los miembros del comité confederal.
En opinión de Gardey, el consejo confederal que se celebrará la primera semana de febrero no es más que un órgano consultivo y que para su salida de la dirección sólo queda que la ejecutiva fije directamente un comité confederal que, si les destituye, haga una convocatoria en el plazo máximo dedos meses para ratificar esa decisión. Su plan es participar en las jornadas de política sindical para analizar la estrategia de los próximos años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de enero de 1995