Al hacer balance, cada vez que se cierra el año meteorológico, y concretamente en lo referido al índice de lluvias de este país, el resultado final de la gráfica es claramente preocupante. ¡Cada vez llueve menos! Desde los últimos años de la década de los setenta estamos inmersos en una gravísima sequía. La sequía no es un producto de los últimos cuatro meses, como intentan vender los tecnócratas de la ciudad, que, por otra parte, creen que poseen un manantial milagroso detrás de su grifo.¡Fuera tapujos! Lo que realmernte preocupa a miles y miles de personas que dependen de la armonía entre el cielo y la tierra no es quién va a ganar la Liga, no es la corrupción, no son las autonómicas y municipales.... es ver cómo cada día se seca, se muere su campo. Estamos agotando nuestros ahorros centenarios de agua de acuífero y no se ha iniciado en lo que va de año ninguna campaña pública de quienes poseen los medios instando al ahorro en el consumo de agua u otras medidas disuasorias contra el despilfarro.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de abril de 1995