Madrid alberga un enclave singular: se trata de una pequeña construcción de piedra sobre el paseo del Prado, que incluye una fuente y dos bancadas. De la fuente mana agua no potable y, los asientos no permiten sentarse, a menos que se salte un seto cercado con metal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de septiembre de 1995