Calle de Morejón. Una desteñida y desflecada bandera pirata flamea en la proa de esta terraza varada en las alturas del barrio de Chamberí. A juzgar por su estado de conservación, este pendón con las tibias cruzadas y la calavera ha sobrevivido a innumerables temporales, abordajes y galernas antes de ser izado sobre los mares de asfalto de la urbe por un viejo corsario, probablemente retirado de la navegación ante la competencia desleal de los filibusteros electrónicos y los bucaneros de la ingeniería financiera, modernos depredadores de mar y tierra, que acumulan en sus cofres blindados doblones y piezas de a ocho, todo ello fruto de sus sanguinarias rapiñas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de septiembre de 1995