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Invita a cenar a una mujer y la lleva con engaño a una fonda para violarla

M. M., de 31 años, conoció a un hombre algo mayor que ella en la madrileña discoteca Golden, a finales de agosto. Dialogaron y bailaron distendidamente. Al final de la velada, él le pidió el teléfono. Días después, en torno al 2 de agosto, la llamó para invitarla a cenar. Quedaron en el restaurante Riofrío. Su tono amable no hizo sospechar a M. M. del violento carácter de su interlocutor ni de sus argucias. Él se cuidó mucho de no darle ningún dato que le identificase -únicamente dijo llamarse Luis.

Tras la cena, comentó: "¿Qué te parece si vamos a un pub tranquilo y tomamos una copa?". Tenía el coche, de color gris, a la puerta. Media hora después estacionó el vehículo a la puerta de una pensión y la conminó a entrar. Más tarde le extrañó que el hombre llamase a una puerta y diese 8.000 pesetas a una mujer a cambio de una llave. La habitación era pequeña. Sólo había una cama y un aseo. Nada más entrar, él se quitó toda la ropa y se metió en la cama. "Vente aquí, hace mucho frío". Ella se desnudó y fue junto a él.

De pronto, el hombre le tapó la boca con vehemencia y comenzó a abusar de ella sin mirarmentos, haciéndole daño, y sin respetar los ruegos de la mujer, muy asustada, para que la dejase en paz. Según ella, la sometió a prácticas sexuales vejatorias. La víctima le pidió llorando que la dejase marcharse de allí, a lo que él sólo accedió tras obtener satisfacción sexual. Luego la devolvió a su casa.

La mujer acudió al día siguiente por la mañana a una comisaría de Madrid y denunció la agresión sexual de la que había sido víctima.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de septiembre de 1995