Una de las mayores preocupaciones del hombre actual, habitante de un mundo a las puertas del siglo XXI, es la conservación de su planeta. Mucho se ha protestado en contra de las pruebas nucleares francesas, pero la terquedad y chovinismo de un presidente han hecho oídos sordos ante el temor mundial de que pruebas de este tipo puedan provocar un nuevo desastre ecológico que se sumaría a los muchos que ha sufrido nuestro planeta, algunos por causa natural, hecho justificable ya que, ante las amenazas de la naturaleza y sus leyes, el poder humano tiene escasa probabilidad de defensa. Pero si en nuestras manos está la conservación y protección del medio ambiente, debemos poner todo nuestro empeño en lograrlo, y no dejarnos intimidar, en el caso de las pruebas nucleares francesas, por un país que siempre ha sufrido del síndrome de superioridad. Francia es rica en todos los aspectos, pero precisamente como uno de los países más adelantados del mundo y poseedores de una de las civilizaciones más avanzadas, debería aplicar todos sus conocimientos e inteligencia al servicio de la humanidad, en estos momentos en los que el mundo clama por la no proliferación de armas nucleares.-
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de septiembre de 1995