El Gobierno holandés ha anunciado un endurecimiento en su política de drogas caracterizada por ser la más liberal del mundo. El aumento del narcoturismo, la proliferación de los coffeshops (cafés donde se vende marihuana y hachís) y, sobre todo, las presiones internacionales, especialmente de Francia y Alemania, han decidido a los holandeses a revisar su sistema para luchar contra la criminalidad.
Desde los años 70, las autoridades toleraban, a pesar de no estar legalizada, la venta de hasta 30 gramos de droga blanda por persona en los coffeshops, que a partir de ahora se verá reducida a tres gramos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de septiembre de 1995