Como un "desastre" han caficado las organizaciones no gubernamentales (ONG) la conferencia de las Naciones Unida que termina hoy en Viena, para limitar el uso de minas antipersonales, calificada por esta misma organización internacional como un arma inhumana. La conferencia, de tres semanas, en la que participaron delegados de 49 países y de más de 60 ONG, volverá a reunirse en Ginebra entre el 11 y el 20 de diciembre.
La falta de acuerdo obedece a la oposición frontal de los países no alineados y, en concreto, China, Rusia, México y Pakistán, principales productores de
minas antipersonales, a la prohibición inmediata de su uso, incluidas las no detectables, así como al establecimiento de un sistema de control internacional sobre su producción, comercio y utilización, como reclamaban Unión Europea y otros país occidentales.
Rae McGrath, jefe de un grupo británico dedicado a desactivar minas en los 64 países del mundo afectados por ellas, aseguró que la conferencia ha sido "una verdadera vergüenza, porque se ha desarrollado solamente entre expertos militares y personas con intereses creados del mundo de la economía".
Según la campaña internacional para prohibir la fabricación de uso de minas antipersonales, durante las tres semanas que ha durado la conferencia de Viena, 243 personas fueron mutiladas en Camboya y 36 resultaron muertas por estos artefactos. Asimismo, entre hoy y el 11 de diciembre, cuando se reinicie la conferencia en Suiza, 4.300 personas habrán muerto en el mundo por esta causa.
Por el contrario, la conferencia sí ha alcanzado un consenso para prohibir el empleo de armas láser que tengan por objetivo cegar a a los soldados enemigos. Precisamente ayer, el Ejército de Estados Unidos canceló la fabricación de un arma láser destinada a dejar ciego al enemigo, según anunció el departamento de Defensa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de octubre de 1995