Hace un año justo, Deion Sanders, que en agosto cumplirá 30 años, estaba en vísperas de ganar su primera Super Bowl (final de la Liga de fútbol americano) como defensa de los San Francisco 49ers. 365 días después, una temporada estival de éxito como jugador de béisbol, una lesión de tobillo superada y un contrato récord de unos 600 millones por siete temporadas, Deion Sanders está en las mismas, pero defendiendo la camiseta de los Dallas Cowboys, favoritos para ganar hoy (23.40, en directo por Canal +) la XXX Super Bowl frente a los Pittsburg Steelers.Un defensa, algo inusual en un deporte en el que el dinero y la fama suele ir siempre a parar a los quarterbacks (medios organizadores), será la estrella esta noche. La figura de Deion Sanders -piernas largas, cintura ancha, un torso tan fuerte que cuando se hace fotos con una camiseta hay que avisar que no lleva debajo las protecciones reglamentarias- será tan vista dentro del campo como en los anuncios de los intermedios. Es sólo su séptima temporada profesional y ya ha inundado el mercado publicitario. Esta noche aparecerá en anuncios de Sega, Nike y Pizza Hut, entre otros productos. Y sin embargo, no da el tipo.
Todos, sus compañeros y sus rivales, esperan que la final de hoy sea como la del año pasado, que la estrella siga siendo Sanders, como cuando hace un año, que interceptó seis pases y devolvió tres para ensayo. Él recuerda que cuando ganó la final con los 49ers fue el primero en salir del vestuario. No aguantó la celebración. Estaba harto de los celos de otros compañeros que se creían superiores. Estaba cansado, aburrido de que en los encuentros los rivales nunca atacaran por el lado que defendía. Se fue, dinero por medio, a un equipo, más joven, con menos celos y estrellas. Y le ha llevado a la final. ¿Alguién duda que le llevará también a la victoria última?.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de enero de 1996