Italia toma las riendas de la Unión en un momento crucial para Europa, pero también para ella misma. La probable reconducción del Gobierno interino de Lamberto Dini para los seis meses que durará la presidencia italiana permitirá sin duda administrar los asuntos en curso. ¿Pero qué impulso político puede esperarse de un país enfrentado a una crisis sin precedentes de sus propias instituciones, que se ha descolgado, en estos últimos años, de sus principales socios, sobre prácticamente todas las grandes cuestiones?Sería injusto hacer recaer este oprobio sobre las espaldas de Dini quien, a fuerza de habilidad y buena voluntad, ha permitido a su país, en estos últimos meses, evitar lo peor. Al aceptar sus propuestas sin vacilar demasiado, particularmente en temas como las pensiones y el poder adquisitivo, los italianos estaban demostrando que podían sufrir sacrificios cuando llegara la hora. Su presidencia puede ser la ocasión de probar que tienen también la voluntad política de proseguir la construcción de la Unión Europea. Difícil.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de enero de 1996