Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Artesanía, política y paro

Los actuales representantes políticos de los madrileños en el Ayuntamiento han quedado en evidencia a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo que afirma la ilegalidad de sus actuaciones al expulsar violentamente de la plaza de Santa Ana a los artesanos que allí trabajaban.Han conseguido su finalidad: acabar con la artesanía autóctona madrileña (al menos, echarle la zancadilla y darle una buena patada). ¿Con qué medios? Con medios violentos e ilegales.

¿No están los políticos obligados a dar ejemplo a sus ciudadanos?

¿Pretenden demostrar que vale cualquier medio si el fin lo justifica?

Pero el caso es que ni siquiera la finalidad de sus pretensiones es justificable. ¿No entra dentro de las obligaciones de los políticos crear un cauce para la supervivencia y la dignidad humana y profesional de sus ciudadanos?

Entonces, ¿por qué esa saña, ese desprecio, ese olvido de que hace gala nuestro alcalde de los problemas más acuciantes de sus vecinos?

En una época como la que vivimos, en que la lacra del desempleo se extiende como una plaga por todo el planeta, afirmo que es inconcebible, es realmente un delito imperdonable, ahogar desde su nacimiento aquellas iniciativas ciudadanas que conducen a extender el trabajo y, por tanto, la riqueza de todos.

Los talleres de artesanía, la investigación y experimentación artesanal, ofrecen hoy una verdadera alternativa a la cada vez más depauperada industria. Es un canal para la incorporación de jóvenes a actividades a la vez satisfactorias y retributivas.

Madrid y sus ciudadanos se merecen dejar de sufrir. Hay quienes sólo saben mantener conflictos en añoranza de guerras imposibles.

Es hora de dar. De repartir. Roguemos porque la claridad de la inteligencia y la sabiduría ilumine los oscuros sillones del Ayuntamiento madrileño- .

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de febrero de 1996