La señorita Pepis, cuyo consultorio asociado a los juguetes del mismo nombre -maletines de enfermera, maquillaje, costura, limpieza y pelucas, productos típicamente femeninos- encandiló a las niñas durante los años setenta, se llama Margarida Callao, y acaba de publicar sus memorias a los 85 años, tras haber mantenido oculta hasta ahora su verdadera identidad. Callao presentó ayer en Barcelona su libro Estimada senyoreta Pepis (Querida señorita Pepís), en el que reproduce una muestra de la correspondencia que mantuvo entre 1969 y 1978 con sus consultoras de 7 a 14 años. El libro está prologado por el periodista Jordi Capdevila, quien se refiere al personaje que representaba la señorita Pepis como "un mito, un oráculo, la esperanza de muchos sueños que llegó a ser la voz de la conciencia" de una buena parte de la generación de adolescentes de los años setenta. Margarida Callao señaló que, a pesar de haber dado respuesta a todo tipo de problemas, desde tragedias familiares, padres separados, rechazo por religión y conflictos familiares, jamás recibió una carta de protesta de los padres por su intromisión. Callao, que aún utiliza para sus viajes un maletín de la señorita Pepis, trabajaba en una oficina de patentes y marcas y se convirtió en señorita Pepis por casualidad, cuando el fabricante de la línea de juguetes le comentó a su jefe que no encontraba entre sus secretarias a nadie capaz de contestar a las cartas de las niñas.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de marzo de 1996