No he descubierto esta semana el estupendo Días de cine, de La 2. Pero hay días sí, de soledad, en que reconforta especialmente. Un programa seno, que cuida la prosa y la música que la acompaña. Sabe transmitir el amor al cine, porque es evidente que quienes lo hacen también lo aman. No trata a los espectadores como un ente descerebrado, sino que les habla como personas que son, que somos. Lo hace con una familiaridad que te individualiza, pero sin perder el rigor ni el espíritu crítico. Recuerdas que la cultura te une a otras personas que sienten como tú. Estoy menos sola.-.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de marzo de 1996