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Tribuna:Pactos y gobernabilidad

CiU no puede pactar

Finalizado el cielo político de los años ochenta, caracterizado por las mayorías absolutas logradas por el PSOE, la necesidad de alcanzar pactos entre los partidos para asegurar la gobernabilidad aparece como una de las indicaciones claras del reciente veredicto de las urnas. Los grupos nacionalistas aparecen como los candidatos más obvios a completar mayorías encabezadas por el PP. Pero no es seguro que la común pertenencia a la Internacional Democristiana baste para que los electorados deCiU y PNV vean con buenos ojos la colaboración con el partido de Aznar. Sin esos apoyos, sólo la abstención de los socialistas permitiría la investidura del líder del PP. Los autores ofrecen cuatro miradas diferentes sobre estos problemas.

Cuando la neblina de la confusión se extiende sobre el paisaje se vuelve casi imposible captar con precisión sus perfiles. No basta entonces con forzar la mirada, para comprender la geografía política y analizar las posibles tendencias, mejor que intentar atravesar la neblina a simple vista es recurrir a los mapas. En los mapas no viene la lluvia ni la cantidad de agua que baja por los ríos, pero tienen la enorme virtud de evitar errores de apreciación sobre el propio trazado de sus cauces.En el mapa de la realidad socio-política se observa que no existen puntos de acerca miento entre el río sociológico por el que le es posible circular a Aznar y el que pone límites a las navegaciones de Pujol. Por mucho que el PP consiga ensanchar o modificar el lecho del suyo, no logrará que el agua suba por las montañas. Es obligación de los líderes políticos disminuir distancias cuan do el bienestar de los ciudadanos así lo exige. Sin duda, pero es quimérico presumir que se puede construir un túnel o un canal de trasvase entre cuencas en un par de me ses. En estamomento, las aguas del electo rado convergente discurren tan lejos de las -del PP -y tan cerca de las del PSOE- que el acercamiento popular no puede desembocar por ahora en confluencia.

¿Es entonces el acercamiento del PP a CiU, de Madrid a Barcelona, un trabajo inútil? Al contrario. Es utilísimo, pero es lento, demasiado lento para que el grupo parlamentario que encabeza Molins pueda hacer otra cosa que abstenerse. Observando la confusa realidad desde Madrid, Barcelona o Atenas es posible cometer errores de apreciación sobre esas distancias, insalvables a corto plazo. Atendiendo a los mapas, las cosas se ven más claras, aunque no son pocas las mentes, tan lúcidas como, ansiosas, que imaginan una súbita travesía de los montes del PP con los navíos a cuestas. Tal vez Aznar iguale en arrojo a Vasco Núñez de Balboa. Aun así, se encontraría al llegar al fin de su viaje que las embarcaciones del lago catalán han emprendido una ordenada huida. La hipótesis de los 16 votos de CiU a favor de Aznar sería interpretada por los catalanes como si el Barca se marcara una goleada en propia puerta porque el PP está en apuros. Otra cosa es que las circunstancias aconsejen no pasar de medio campo.

Para intentar explicarlo con claridad deberemos empezar por el mapa. de los comportamientos electorales de los catalanes. ¿De dónde ha sacado el PSOE los casi 250.000 votos de más que ahora ha obtenido en Cataluña? En parte del aumento del censo y de la abstención, pero sobre todo de CiU, de electores tradicionales del nacionalismo moderado que han preferido refugiar se en campo socialista por si las moscas de un pacto con el PP. El PP por su parte, ha avanzado algo en el cinturón de Barcelona, pero ha cedido un poco de terreno a CíU en el centro y la parte alta de la ciudad y en la Cataluña interior (justo donde sé pronosticaba una hemorragia en dirección con traria).

Conclusiones: primera, el pacto de CiU con los socialistas ha legitimado su catalanismo; segunda, si en casi toda España se ha producido una contramarea anti-PP capaz de alejar a Aznar, de la mayoría suficiente, en Cataluña hay un auténtico bloque de todos contra el PP. ES bastante probable que si se repitieran las elecciones, CiU recuperaría el voto que ha cedido al PSOE. Es seguro que un pacto inmediato con Aznar provocaría una indignada reacción en cadena que con facilidad pondría fin a la hegemonía política de CiU. Los pactos de Cambó con Maura fueron el origen de la escisión de los intelectuales que le despojó de su papel aglutinador y más tarde propició el triunfo de Macià. Pujol lo sabe mejor que nadie. Pregunten a los votantes de CiU cuáles serían sus preferencias electorales de vivir en Santiago o Madrid y verán como les responden que PSOE.

Además de agraviado, el electorado de CiU está bastante más en el centro-izquierda. de lo que se piensa en Madrid. Ahora bien, una vez establecida la lejanía que CiU está obligada a mantener en relación al PP -lejanía por lo menos tan contundente como la que distancia a los dos grandes partidos españoles-, empieza a ser posible hablar de responsabilidades para con la estabilidad,, Europa, el crecimiento económico y el respeto a la alternancia. Las disputas entre PSOE y CiU para ver cómo se reparten los deberes de dicha responsabilidad no serán fáciles de resolver. En el peor de los supuestos, CiU podría ejercerla en solitario, pero arriesgando mucho más de lo aconsejable. Que el PP modificase su cauce para acercarse en serio a la concepción de una España nacionalmente plural sería una decisión de un hondo calado histórico. Que, confundiera el alcance geológico y temporal de la tarea con un par dé declaraciones más o menos enfatizadas y el anuncio de barra libre para, servir las reivindicaciones nacionalistas, constituiría una grosería política impropia ni siquiera de un aprendiz de estadista.Xavier Bru de Sala es escritor y periodista.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de marzo de 1996