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Fin de la unión de las tabaqueras de EE UU en su lucha ante los tribunales

La industria norteamericana del tabaco ya no ofrece un frente unido en la lucha que hasta ahora mantenía en los tribunales contra las diversas reclamaciones de fumadores y autoridades sanitarias. El grupo Liggett, uno de los cinco grandes de EE UU, aceptó ayer un arreglo extrajudicial en el llamado "caso Castano", una querella "monstruo" llevada por 60 despachos de abogados y a la que se puede sumar cualquier fumador norteamericano que se considere dependiente de la nicotina.Liggett anunció también que está a punto de llegar a otro arreglo con una serie de querellas planteadas por los estados de Florida, Mississippi, West Virginia, Minnesota y Massachusetts que intentan recuperar parte de los gastos causados en los presupuestos públicos por enfermedades atribuíbles al tabaco.

Según el acuerdo, Liggett dedicará anualmente, en los próximos 25 años, un 5% de sus beneficios antes de impuestos -hasta un máximo de 50 millones de dólares- a financiar programas para ayudar a los fumadores a abandonar el tabaco. Y se compromete a seguir las recomendaciones de la FDA para alejar a los menores de los cigarrillos. Las querellas siguen su marcha contra Reynolds, Philip Morris, Lorillard, Brands y Brown & Williamson.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de marzo de 1996