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TRIBUNA

Tres grandes y un intruso

Todo empieza a estar más claro. Por arriba y por abajo. La cabeza de la tabla la han invadido, parece que definitivamente, tres de los grandes y uno con pinta de intruso. Son aquéllos el Hércules, el Logroñés y el Mallorca. El extraño es el Leganés, que sigue sintiéndose cómodo en el paraíso. Es el madrileño el único conjunto que resiste, y cómo, el último tirón de los poderosos. En ese papel que juega, el de invasor, se ha quedado solo. Porque sus dos acompañantes extremeños, el Extremadura y el Badajoz, han frenado. Quizá les ha afectado el vértigo, el verse tan cerca de la cima. Una reacción comprensible. Hay equipos que llevan toda la vida encerrados en la jaula de sus limitaciones. De pronto se escapan y vuelan más alto que nadie. Pero la realidad suele devolverles a la tierra. Eso les ha ocurrido a Extremadura y Badajoz. Era de justicia que soñaran. Y lo es que lo sigan haciendo.

La sensatez se ha hecho un hueco en el Extremadura, que, objetivamente hablando, difícilmente podría en contrar acomodo en la Primera División. Y no por falta de ilusión; ni de ganas; ni de fútbol. Sino por falta de posibles. La cercanía del éxito produce a veces repulsión, o sea, mucho miedo. Sólo el ingenio de los pobres puede ayudar al Extremadura a seguir construyendo lo que no deja de ser una cielo

Que es en lo que anda el Leganés, el otro club del ascenso imposible. Un día conocieron los de Sánchez Duque el calorcillo del éxito y en la chimenea que se quedaron. Allí siguen. Es el suyo uno de los grupos más aseados de la categoría. Por juego y por detalles. Cada día enseña alguno de éstos. Ayer le tocó hacerlo a Miguel Ángel, que marcó dos goles y tocó las nubes. Pero por encima de él estuvo Alfredo, un futbolista de frágil aspecto, al que sólo le hace justicia un adjetivo: formidable. Ellos han provocado que el Munici pal de Leganés se llene cada dos se manas de cómplices. Cómplices en la mirada y cómplices en el objetivo: ficharles.

Pero hay más equipos y más jugadores que merecen vigilancia y guiños de admiración. El Logroñés, por ejemplo. Manel marcó ayer. Y ya lleva 24. Le acompañó en la tarea Markovic, un jugador con puesto fijo en cualquier 11 ideal que se haga en este campeonato.

Y admiración, por fin, despierta el Mallorca. Que ya está en su sitio, que ya no cede. Doce de doce lleva Víctor Muñoz, su entrenador, que se levanta y se acuesta desde hace tres meses abrazado a la gloria del invicto.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de abril de 1996