Es una obra menor. Una parodia, dentro de una línea de alguna moda de su tiempo: Muñoz Seca hizo Los extremeños se tocan, burla de zarzuela sin música; Ramos de Castro, Pare usted la jaca, amigo, sobre una obra andaluza; y Jardiel esta parodia de opereta: a pesar de ser un autor de primera categoría en la época -la posguerra, todavía muy sangrienta y muy dura-, se quedó en poca cosa. El mismo año se eclipsó a sí mismo con Un marido de ida y vuelta. Dijo siempre que Noel Coward se la copió (en Un espíritu burlón), pero ésas han sido siempre cosas del teatro. En este mismo Carlo Monte... hay inspiraciones varias, hasta la paráfrasis de la canción You are the top: la traía fresquita de Hollywood.Los valores de Jardiel, aunque atenuados, están ahí: chistes, gracias, exageraciones, burlas, frescura. Mara Recatero los dirige ahora como si fueran un comic -un tebeo, habríamos dicho entonces-, con unos decorados de Alfonso Barajas (fotográficos: sin la vida de los dibujados por Paco López Rubio, hermano de Pepe, para lo de entonces) y con la música grabada y las voces amplificadas. Gusta; incluso hubo manifestaciones sonoras de que estaba gustando mucho, durante la obra y al terminar. Siempre es buena la exageración en estos casos: apoya a todo el que trabaja a creer en su éxito. Los actores cumplieron su papel de marionetas (mejores, peores: el reparto es largo), el pequeño rito de la opereta burlada se llevó adelante y, en fin, todos quedaron contentos.
Carlo Monte en Montecarlo
Texto: Enrique Jardiel Poncela. Música: Jacinto Guerrero. Intérpretes: Juan Carlos Naya, Raúl Sender, Lola Baldrich, Arturo López, Félix Navarro, Joaquín Molina, Pilar del Río, Flavia Zarzo, Manuel de Grandy, Julia Trujillo. Iluminación: Fernando Arribas. Escenografía: Alfonso Barajas. Dirección musical: Benito Lauret. Dirección: Mara Recatero. Teatro Español, 9 de mayo de 1996.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de mayo de 1996