Las argentinas Lara Huergo y Patricia Miralles han visitado recientemente la Galería Nacional de Londres y los Ufizzi de Florencia, y aseguran que el Prado no tiene nada que envidiar a otros centros pictóricos mundiales: "Es uno de los mejores museos que hemos visto, al menos en lo que a pintura antigua se refiere. Sólo nos llama la atención el ruido. Es demasiado bullicioso. En otras galerías se guarda silencio, como en las iglesias".A Ursula Sorbach, de Lucerna (Zurich), el tratamiento de la luz le parece uno de los logros más visibles en relación a otras pinacotecas visitadas: "Es un aspecto muy cuidado. Me ha impresionado cómo en las salas destinadas a las pinturas negras de Goya la luz es casi inexistente, lo que realza el tenebrismo de esas obras".
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No lo ven así los alemanes Monika y Borís Moosletner, quienes, además de echar en falta un catálogo razonado de las obras del museo, también opinan que hay "salas interiores con demasiada luz artificial y muy poca iluminación natural".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de agosto de 1996