El secretario de Defensa de Estados Unidos, el señor William Perry, ha declarado durante su estancia en Estocolmo (ver ELPasa a la página siguiente
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PAÍS del 23 de septiembre, página 4), que "toda la evidencia -que había visto durante los últimos cuatro o cinco días era positiva, y que creía de verdad que Irak se retractaba de las acciones 'amenazantes' que había adoptado hacía una semana; no obstante, vamos a seguir observando esto muy cuidadosamente cada día y cada hora". ¿Y qué queda de aquella amenaza de la respuesta a la provocación de Husein que iba a ser "contundente y desproporcionada"? ¿En qué se van a emplear los famosos aviones invisibles Stealth? ¿Dónde van a arrojar sus bombas los formidables B-52? Toda una dura lección para Estados Unidos, que se ven obligados a recurrir a una serie de eufemísticas declaraciones para camuflar su impotencia en haber dado a Sadam Husein el "escarmiento" que según ellos merece. Han calculado mal su "potencia destructora", y el país más poderoso de la Tierra ya no lo es tanto cuando sus aliados discrepan de su política. En lo sucesivo es de esperar que modere su lenguaje y el movimiento de sus máquinas de guerra-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de octubre de 1996