Que sólo haya dos obras de Kandinsky en los museos españoles es, en opinión de Victoria Combalía, una prueba de las grandes lagunas que aún existen en las colecciones del país. "Este retraso se debe a causas históricas de sobras conocidas", explica en el catálogo, "pero la verdad es que, tras 20 años de democracia, podríamos también preguntarnos por qué las pocas pero importantes colecciones públicas, como las de ciertas instituciones bancarias o de servicios hasta ahora públicos, a excepción de la de Telefónica, no pensaron en adquirir ningún nombre clásico de la modernidad: en todo caso, el argumento de que estas piezas son económicamente inalcanzables no es del todo convincente, especialmente en estos últimos cinco años en que los precios en el mercado han caído en un 40%". Y, añade, lo mismo sucede en el caso de las exposiciones que, en su opinión, tampoco han contribuido a paliar la escasez de grandes clásicos modernos.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de octubre de 1996