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A Romario se le pegan las sábanas

El futbolista brasileño del Valencia llegó a entrenar con más de una hora de retraso

En medio de la crispación y el baile de navajas, al brasileño Romarío se le pegan las sábanas. No acaba de cicatrizar el enfrentamiento entre el presidente y el entrenador, en el que el Romario es la piedra angular, cuando las, sábanas superaron al delantero, que se quedó en la mañana de ayer pegado a ellas mientras sus compañeros se sometían a una sesión de baño y masaje.

Llegó con más de una hora de retraso y lo resumió en tres palabras: "Me he dormido". El club calificó la falta de "leve" y deja en manos del entrenador una multa económica que servirá para pagar una comida. Otra cosa es que Luis Aragonés, dadas las circunstancias, considere liviana la infracción o estime que es una nueva razón para dejar al brasileño en casa, ante el partido de mañana sábado en Sevilla. Lo que supondría darle una vuelta de tuerca a la guerra sin cuartel que mantiene el técnico con el presidente Roig.

Pero Romario siempre ha sido el mismo y a él sólo le interesan los partidos, como ha declarado en más de una ocasión, y aborrece los entrenamientos. En ese sentido se dirigieron sus últimas declaraciones, el pasado fin de semana en Brasil. "Yo, a mis 30 años, no puedo entrenar al mismo ritmo que los demás, señaló. Precisamente, Romario había gozado en Brasil de un par de días de descanso extra que no tuvieron el resto de sus compañeros, incorporándose al equipo el miércoles y no el lunes como los demás.

Aunque, al parecer, del descanso en Brasil, Romario regresó más cansado que al marcharse y esa fue la justificación que transmitió el jugador al técnico, Luis Aragonés, cuando apareció en el entrenamiento. "Estaba cansado del viaje, míster", le dijo Romario a Luis, que le ordenó que se entrenara durante media hora a las órdenes del preparador físico, Jesús Paredes, mientras sus compañeros recibían baño y masaje.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de octubre de 1996