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Una viuda británica no podrá inseminarse con el semen de su marido

El Tribunal Supremo denegó ayer en Londres a Diane Blood, una viuda de 30 años, la posibilidad de ser inseminada artificialmente con el semen de su marido, fallecido hace 18 meses de una meningitis. La demandante carecía del correspondiente permiso escrito firmado por el futuro padre y exigido por las leyes vigentes en el Reino Unido. Los jueces tampoco la facultaron para trasladarse al extranjero, en particular Estados Unidos o Bélgica, donde varios ginecólogos ya le han dicho que están dispuestos a ayudarla. La exportación de semen para estos tratamientos está también prohibida por la Ley de Fertilización y Embriología Humanas.Los jueces argumentaron que aun compartiendo la pena causada a la viuda por su situación, "el Parlamento aprobó una ley y no es caso de vulnerarla". Diane Blood, que no tendrá que pagar las costas del juicio y piensa apelar la decisión, abandonó la sala trémula y pálida y flanqueada por sus abogados y familiares. Los médicos británicos, mientras, discuten los aspectos éticos de un caso que se ha producido por vez primera pero que, según ellos, no será único. Lord Winston, por ejemplo, uno de los mayores expertos del país en fecundaciones artificiales, ha señalado que las actuales normas no deberían aplicarse a los matrimonios. "Steven Blood, en coma y sujeto a un respirador, podía haber donado sus órganos a un extraño si su esposa accedía. Ella desea ahora tener un hijo suyo y no puede", dijo ayer a las puertas el hospital londinense de Hammersmith, donde trabaja. También apuntó que la Cámara de los Lores -máxima representación de la Justicia en el Reino Unido- no es ajena a estos problemas. "Tal vez la presentación, a título privado, de un nuevo proyecto de ley podría solucionar situaciones semejantes". La Asociación Británica para la Fertilización y Embriología Humanas, consideró ajustado el fallo. Para sus responsables no puede haber excepciones, "porque el consentimiento previo vertebra la paternidad misma". Diane Blood siempre ha mantenido que su marido estaba de acuerdo en donar semen para una inseminación artificial si le ocurría algo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de octubre de 1996